Por Miquel Alcañiz Tarazaga.
Cuando he explicado en algún curso o conferencia las implicaciones que tiene el mundo VUCA en nuestra sociedad, en todos sus ámbitos (económico, social, individual, etc.), he destacado la velocidad y la rapidez con la que los cambios llegan y se instalan en nuestro día a día. No se trata de cambios someros, que afectan a una parcela pequeña de actividad, sino que normalmente desplazan y anulan otras herramientas vàlidas y globales que existían. Son cambios drásticos. Y es muy difícil de prever cuáles de esos cambios son los que triunfarán, qué efectos tendrán, y qué nuevo escenario surgirá con su llegada. Son cambios impredecibles.
Todos estos cambios se hallan ligados a dos factores. El primero es la revolución tecnológica que de la mano de la Inteligencia Artificial y de la Robótica está transformando todos los paradigmas asentados durante los últimos 50 años. Y el segundo es la globalización, que se traduce en que cualquier novedad acaba afectando a todos los países, a todos los sectores, incluso a los especialmente estratégicos.
Este Covid19 que tanto daño nos está haciendo ha sido rápido, drástico e impredecible. Ha superado cualquier expectativa, no sólo de la población, sino también de los expertos. Aunque su origen no proviene de la tecnología sí que ha encontrado en la hiperconexión que existe entre las poblaciones de nuestro planeta su campo de cultivo.

Y nos está noqueando. En sólo tres meses ha puesto a todas las economías mundiales contra las cuerdas. No se ha visto ni en la última crisis mundial de hace 12 años una respuesta tan contundente por parte de los estados y de los bancos centrales y del FMI. Muchos mandatarios han utilizado la imagen «Estamos en Guerra», para transmitir la gravedad de la situación.
Las noticias diarias abundan sobre la crisis sanitaria, sobre la respuesta que se está dando y sobre la parte más dolorosa que es la pérdida de vidas humanas. Y sobre los interrogantes que todavía existen sobre el medio plazo. Y es en ese escenario de incerteza y complejidad que voy a situar mi reflexión.
En Banca donde he desarrollado mi actividad durante muchos años, se comparaba la falta de solvencia en una Entidad a una enfermedad mortal de evolución lenta. En cambio, aunque la Entidad fuera solvente, la falta de liquidez se comparaba a un infarto. La quiebra era inmediata.
Por ese motivo, las soluciones más inmediatas que se han puesto en manos de las empresas y los emprendedores es dotar de liquidez al mercado. La mayoría de las empresas han sufrido que sus ventas han pasado de 100 a 0 en breves días. Y los gastos fijos siguen existiendo. La liquidez actúa como un respirador. Permite a las empresas seguir vivas, pero todos sabemos que sólo nos va a permitir ganar tiempo. Serán necesarias más iniciativas para superar esta enfermedad.
¿En qué escenario nos encontraremos después del verano? ¿Habremos recuperado niveles de actividad que se acerquen a los que existían a finales de 2019? O la movilidad todavía será gradual e insuficiente para generar los niveles de actividad que nos permitan lograr el punto muerto (umbral de rentabilidad 0).
Estas semanas nos brindan la oportunidad de tener tiempo para pensar. Pero también es cierto que no estamos acostumbrados a trabajar con realidades tan inciertas. Este “tiempo muerto” nos debe permitir diseñar las estrategias necesarias para nuestro retorno a la actividad.

Pero ¿qué estrategias?, ¿para qué entorno? ¿qué situación será con la que nos encontremos? Durante todo el siglo XX los planes estratégicos de las empresas trabajaban con el/los escenarios probables. La planificación futura acababa siendo hija de una extrapolación de los dos o tres último ejercicios y de un probable entorno futuro. Esa forma de planificar ahora es inviable. Ahora debemos trabajar con todos los escenarios posibles. No se trata de definir un escenario probable y otro escenario de contingencia, porque será muy fácil quedarnos en fuera de juego. La realidad que nos encontraremos es impredecible.
Es cierto que existen actividades que están ligadas al consumo más habitual, y que en el momento que el confinamiento se vaya reduciendo recuperarán gradualmente el nivel de ventas. Pero todas aquellas actividades B2B con un proceso de maduración de las ventas más largo, o más lento, se pueden ver seriamente comprometidas.Y aquí hace falta incorporar la creatividad e innovar. Y no estoy hablando de procesos de creación de nuevos productos y servicios. Sencillamente debemos cambiar el lugar desde donde observamos nuestra realidad.

Nannyfy es una app que ofrecía servicios de canguros y refuerzos a domicilio. La salida normal hubiera sido cerrar la persiana. Con los padres y niños juntos, ¿quién necesita un canguro? Ahora están ofreciendo canguros por videollamada que juegan con los pequeños, y además imparten clases de yoga, guitarra o matemáticas. Ha facturado en un mes lo mismo que todo el año pasado.
Debemos plantearnos esta crisis como una oportunidad. Se ha hablado mucho en los medios de teletrabajo, pero lo cierto es que ni algunas empresas ni muchas personas estaban preparadas para este cambio. No sólo requiere que la tecnología y la conectividad sean potentes, sino requiere un cambio de mindset por parte de todos. Liderar en la distancia es diferente, y de momento, más complejo que liderar en presencial. Y reconvertirte de comercial en teleoperador tampoco es un terreno llano.
Debemos cambiar nuestra mirada, y otear todas aquellas posibilidades, incluso las más remotas o ridículas, para intuir si nos pueden aportar alguna solución. Y esto no es posible hacerlo sólos, como empresario o como directivo. Necesitáis de la aportación de vuestros equipos, y que éstos se involucren en la corresponsabilidad de sentir que es un proyecto compartido. Hacen falta lluvias de ideas, pero también la implicación en la implementación de las soluciones. Y no es fácil, no lo es. Es necesario cambiar la forma en la que lideramos nuestros equipos. Y esto ya será materia de otro artículo.
Debemos recrear nuestra realidad para evitar que este parón se convierta en una recesión de la que tardemos años en salir. Y es tarea de todos. George López, cómico americano, dijo “Cuando las cosas están mal, es el mejor momento para reinventarse”. Realmente es así. Y no es una posibilidad. Se trata de una necesidad a la que debemos dar respuesta.
¿Cómo gestionaremos emocionalmente a nuestros equipos para reincorporarlos a la ocupación plena sin exceso de ansiedad o por el contrario, con desconexión del momento crítico de la empresa?
Desde Itaca EIQ te ayudamos a liderar ese cambio, a cambiar el mindset para ver oportunidades en el entorno actual, para conseguir crear Equipos de Alto Rendimiento, que sepan superar esta crisis global que nos está afectando. Contacta con nosotros, co-crearemos la solución a medida para tu empresa.