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Por Miquel Alcañiz Tarazaga.

¿Cuál es la enfermedad de las empresas en la era COVID?

Las organizaciones están luchando de una forma dramática por su supervivencia. La situación de cada una es diferente, pero todas están desarrollando estrategias para intentar minimizar en lo posible el impacto de la pandemia.

Esto se traduce en muy diferentes líneas de actuación. Entre muchas, estrategias tendentes a la adecuación a la nueva situación mediante la incorporación de la tecnología (como el teletrabajo). Otras intentan reestructurarse, marcando cierres de tiendas, o planteándose directamente ERE,s.

Las urgencias han provocado que el lema de “… En el centro,  las personas…” parezca que ha quedado olvidado. Es cierto que los esfuerzos se han centrado en la seguridad y la salud de la plantilla, en asegurar la no transmisión de contagios para minimizar las bajas.

Casi todas las estrategias, en estos momentos, se resumen en dos ejes:  La reducción de los costes y la recuperación de las ventas.

Y eso está provocando que la presión hacia la red comercial, en algunos casos, se esté volviendo asfixiante. Se deben conseguir muchos y más intensos Okr’s.

Para los directivos, mandos intermedios y trabajadores, la reincorporación a la vida laboral después de este verano Covid está siendo especialmente complicada. En las conversaciones que tengo con personas que pertenecen a diferentes sectores o ámbitos profesionales surge siempre la palabra estrés. Y, en muchos casos, la palabra ansiedad.

Sobre todo, en aquellos profesionales en los que su materia prima y su objeto de trabajo son las personas, he observado, alarmantemente, síntomas que los acercan a un Burn Out:

  • Cansancio constante.
  • Dificultad para conciliar el sueño o que éste no genera el descanso suficiente.
  • Sensación de estar solo, abandonado ante las dificultades del día a día.
  • Estrés ante la dificultad de conseguir los objetivos impuestos.
  • Una cierta desconexión en tu equipo.
  • Un clima social de incertidumbre y de inseguridad.
  • Aparición de los primeros síntomas de ansiedad

Muchos empresarios y gerentes me comentan que ven a sus equipos agotados, con enormes dificultades en mantener el nivel de energía necesario para conseguir los objetivos que permitan la supervivencia de la empresa.

Los costes de estructura, la demora en el retorno de las inversiones realizadas en los últimos meses, los impagos cada vez más numerosos de clientes. Una situación dramática, ante la que parece que los equipos no encuentren la motivación de supervivencia necesaria para actuar al unísono.

Los equipos están perdiendo su grado de unidad de actuación. Se alejan, se dispersan. Y el teletrabajo o las recurrentes bajas por positivos o cuarentenas no ayudan, evidentemente.

Pero es como si ante tanta incertidumbre, desasosiego e inquietud por cómo está evolucionando la pandemia, fuera imposible poner el foco en la actividad profesional. Es humano sí, pero en momentos tan críticos es necesario que todo el equipo reme en la misma dirección y con la misma garra.

Igualmente de imprescindible es que la dirección de la empresa sea consciente de toda esta situación. No podemos conducir nuestra organización como si se tratara de una galera, marcando un ritmo imposible de seguir, o como escuché hace un tiempo a un CEO de mucho prestigio: “Caña al mono hasta que grite”.

Son las personas, nuestras personas, las que harán posible o no lo harán, salir de esta crisis. Tenemos que contar con ellas.

Leo en un artículo la importancia de redoblar los esfuerzos en comunicación.

Con el teletrabajo hemos “descubierto” las videoconferencias. Zoom, Teams, Meet, son ahora el canal con el que distribuimos la información a nuestros equipos. Pero “mucha” comunicación no es sinónimo de “buena” comunicación. Debemos saber escuchar. Debemos ser asertivos en la misma proporción que debemos ser empáticos.

La mentalidad positiva no desconoce la realidad. La mentalidad positiva hace una lectura realista del entorno, y encuentra y valora los hitos positivos. Desde ahí se genera el Plan de Acción. Por tanto, no podemos obviar la realidad en la que nos encontramos y como afecta a nuestros equipos. Debemos superarla buscando el nexo que vuelva a aglutinar la voluntad de nuestro equipo.

Todo esto pone de manifiesto la decisiva importancia que tiene en estos momentos la necesidad de aprender a gestionar un estado emocional individual y colectivo que ayude a minimizar el impacto de los cambios que están sufriendo las organizaciones.

No podemos abandonar a nuestros directivos y mandos intermedios en una situación de falta de recursos y de angustiante soledad. Es necesario potenciar la resiliencia de las personas claves en nuestra organización. Que puedan incorporar recursos que les ayuden a no desfallecer, y les permitan hacer renacer la motivación en sus equipos. Fortalecer las SoftSkills de nuestros directivos va a ser decisivo en estos momentos tan cruciales.

Este crash será imposible de superar sin las personas. Es necesario poner en el centro, de nuevo, a las personas. Transmitir la visión que aglutine a toda la organización.

( Explicar los porqués y los paraqués. Conseguir que todos los niveles de la organización estén imbuidos por la misma motivación: la de entender que en estos momentos existe una necesidad común que nos atañe a todos y a la que debemos responder. No vale ponerse de lado)

Por Jorgelina Parodi.

 

Link a la grabación del webinarhttps://www.youtube.com/watch?v=_vp353chB-k

 

En el marco de una generosa propuesta de webinars, organizada por la Licenciatura en Actividades Físicas y Deportivas (Facultad de Medicina, Universidad del Salvador, Buenos Aires), fui invitada a dar un taller, cuyo enfoque fue la necesidad imperiosa de desarrollar nuestra inteligencia emocional (IE). 

El concepto de alfabetización tiene la intención de asociar este proceso de enseñanza-aprendizaje de IE, con el ámbito educativo. Si bien el taller está dirigido en primera medida, a todo aquel vinculado directamente a este ámbito; desarrollar la IE y las habilidades sociales, son necesidades que nos atraviesan a todos y que debemos atender.

«Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto».

Viene al caso la aclaración, que comienzo la presentación introduciendo de una manera muy simple y breve las Neurociencias para dar un marco teórico que considero necesario, y mostrar qué nos dice la ciencia acerca la relación entre el cerebro y las emociones, especialmente del sistema límbico donde se regulan… Y por supuesto, darle todo el protagonismo a ellas, nuestras estrellas de hoy. ¿Qué información me traen las emociones? ¿Para qué están? ¿Cómo se llaman? ¿Dónde las siento? ¡¿Cómo las regulo para que no haya un secuestro límbico?! ¿De qué manera las aprovecho para impulsar mis proyectos? Estas y más preguntas fuimos aclarando.

Vimos también la importancia de desarrollar la inteligencia emocional para poder relacionarnos satisfactoriamente con todos nuestros entornos. Desarrollando la capacidad de la empatía, podemos ser creadores de un mundo más amoroso y más justo, mirando más allá de nuestro propio beneficio; jugando con y no contra el otro, nos vamos a beneficiar todos. Y esto también nos lo evidencia la ciencia.

Empatía que viene de la mano de la asertividad, esa capacidad de manifestar las necesidades a través de una petición sin juicios. Claro, que para esto es imprescindible desarrollar la autoconciencia, saber identificar las emociones y trabajarlas a tal punto de poder discernir qué necesidad se esconde detrás de eso que estamos sintiendo.

Por último, contextualizados en el Mundo VUCA, conversamos acerca de las competencias que, tanto alumnos en formación como  facilitadores de aprendizaje, debemos desarrollar para ser líderes activos de este cambio de paradigma educativo. Cambios que necesitan a toda la comunidad educativa unida, buscando soluciones para crear una nueva escuela que dé respuesta a las demandas de las nuevas generaciones y del futuro del trabajo.

Esta pandemia nos posiciona frente a la pregunta: ¿en qué sociedad queremos vivir?. Personalmente, elijo considerar estos tiempos como una gran oportunidad para rediseñar la Educación, que bien sabemos, forma los cimientos de esa sociedad que anhelamos.

Deseo que disfruten el video, y que encuentren información de utilidad.

¡Gracias por curiosear en este tema!

Feliz día, Jorgelina 🙂

 

Link a la grabación del webinarhttps://www.youtube.com/watch?v=_vp353chB-k

Por Miquel Alcañiz Tarazaga.

Cuando he explicado en algún curso o conferencia las implicaciones que tiene el mundo VUCA en nuestra sociedad, en todos sus ámbitos (económico, social, individual, etc.), he destacado la velocidad y la rapidez con la que los cambios llegan y se instalan en nuestro día a día. No se trata de cambios someros, que afectan a una parcela pequeña de actividad, sino que normalmente desplazan y anulan otras herramientas vàlidas y globales que existían. Son cambios drásticos. Y es muy difícil de prever cuáles de esos cambios son los que triunfarán, qué efectos tendrán, y qué nuevo escenario surgirá con su llegada. Son cambios impredecibles.

Todos estos cambios se hallan ligados a dos factores. El primero es la revolución tecnológica que de la mano de la Inteligencia Artificial y de la Robótica está transformando todos los paradigmas asentados durante los últimos 50 años. Y el segundo es la globalización, que se traduce en que cualquier novedad acaba afectando a todos los países, a todos los sectores, incluso a los especialmente estratégicos.

Este Covid19 que tanto daño nos está haciendo ha sido rápido, drástico e impredecible. Ha superado cualquier expectativa, no sólo de la población, sino también de los expertos. Aunque su origen no proviene de la tecnología sí que ha encontrado en la hiperconexión que existe entre las poblaciones de nuestro planeta su campo de cultivo.

Y nos está noqueando. En sólo tres meses ha puesto a todas las economías mundiales contra las cuerdas. No se ha visto ni en la última crisis mundial de hace 12 años una respuesta tan contundente por parte de los estados y de los bancos centrales y del FMI. Muchos mandatarios han utilizado la imagen «Estamos en Guerra», para transmitir la gravedad de la situación.

Las noticias diarias abundan sobre la crisis sanitaria, sobre la respuesta que se está dando y sobre la parte más dolorosa que es la pérdida de vidas humanas. Y sobre los interrogantes que todavía existen sobre el medio plazo. Y es en ese escenario de incerteza y complejidad que voy a situar mi reflexión.

En Banca donde he desarrollado mi actividad durante muchos años, se comparaba la falta de solvencia en una Entidad a una enfermedad mortal de evolución lenta. En cambio, aunque la Entidad fuera solvente, la falta de liquidez se comparaba a un infarto. La quiebra era inmediata.

Por ese motivo, las soluciones más inmediatas que se han puesto en manos de las empresas y los emprendedores es dotar de liquidez al mercado. La mayoría de las empresas han sufrido que sus ventas han pasado de 100 a 0 en breves días. Y los gastos fijos siguen existiendo. La liquidez actúa como un respirador. Permite a las empresas seguir vivas, pero todos sabemos que sólo nos va a permitir ganar tiempo. Serán necesarias más iniciativas para superar esta enfermedad.

¿En qué escenario nos encontraremos después del verano? ¿Habremos recuperado niveles de actividad que se acerquen a los que existían a finales de 2019? O la movilidad todavía será gradual e insuficiente para generar los niveles de actividad que nos permitan lograr el punto muerto (umbral de rentabilidad 0).

Estas semanas nos brindan la oportunidad de tener tiempo para pensar. Pero también es cierto que no estamos acostumbrados a trabajar con realidades tan inciertas. Este “tiempo muerto” nos debe permitir diseñar las estrategias necesarias para nuestro retorno a la actividad.

Pero ¿qué estrategias?, ¿para qué entorno? ¿qué situación será con la que nos encontremos? Durante todo el siglo XX los planes estratégicos de las empresas trabajaban con el/los escenarios probables. La planificación futura acababa siendo hija de una extrapolación de los dos o tres último ejercicios y de un probable entorno futuro. Esa forma de planificar ahora es inviable. Ahora debemos trabajar con todos los escenarios posibles. No se trata de definir un escenario probable y otro escenario de contingencia, porque será muy fácil quedarnos en fuera de juego. La realidad que nos encontraremos es impredecible.

Es cierto que existen actividades que están ligadas al consumo más habitual, y que en el momento que el confinamiento se vaya reduciendo recuperarán gradualmente el nivel de ventas. Pero todas aquellas actividades B2B con un proceso de maduración de las ventas más largo, o más lento, se pueden ver seriamente comprometidas.Y aquí hace falta incorporar la creatividad e innovar. Y no estoy hablando de procesos de creación de nuevos productos y servicios. Sencillamente debemos cambiar el lugar desde donde observamos nuestra realidad.

Nannyfy es una app que ofrecía servicios de canguros y refuerzos a domicilio. La salida normal hubiera sido cerrar la persiana. Con los padres y niños juntos, ¿quién necesita un canguro? Ahora están ofreciendo canguros por videollamada que juegan con los pequeños, y además imparten clases de yoga, guitarra o matemáticas. Ha facturado en un mes lo mismo que todo el año pasado.

Debemos plantearnos esta crisis como una oportunidad. Se ha hablado mucho en los medios de teletrabajo, pero lo cierto es que ni algunas empresas ni muchas personas estaban preparadas para este cambio. No sólo requiere que la tecnología y la conectividad sean potentes, sino requiere un cambio de mindset por parte de todos. Liderar en la distancia es diferente, y de momento, más complejo que liderar en presencial. Y reconvertirte de comercial en teleoperador tampoco es un terreno llano.

Debemos cambiar nuestra mirada, y otear todas aquellas posibilidades, incluso las más remotas o ridículas, para intuir si nos pueden aportar alguna solución. Y esto no es posible hacerlo sólos, como empresario o como directivo. Necesitáis de la aportación de vuestros equipos, y que éstos se involucren en la corresponsabilidad de sentir que es un proyecto compartido. Hacen falta lluvias de ideas, pero también la implicación en la implementación de las soluciones. Y no es fácil, no lo es. Es necesario cambiar la forma en la que lideramos nuestros equipos. Y esto ya será materia de otro artículo.

Debemos recrear nuestra realidad para evitar que este parón se convierta en una recesión de la que tardemos años en salir. Y es tarea de todos. George López, cómico americano, dijo “Cuando las cosas están mal, es el mejor momento para reinventarse”. Realmente es así. Y no es una posibilidad. Se trata de una necesidad a la que debemos dar respuesta.

¿Cómo gestionaremos emocionalmente a nuestros equipos para reincorporarlos a la ocupación plena sin exceso de ansiedad o por el contrario, con desconexión del momento crítico de la empresa?

Desde Itaca EIQ te ayudamos a liderar ese cambio, a cambiar el mindset para ver oportunidades en el entorno actual, para conseguir crear Equipos de Alto Rendimiento, que sepan superar esta crisis global que nos está afectando. Contacta con nosotros, co-crearemos la solución a medida para tu empresa.